
Ya lo venía augurando
hace un rato. La cosa es que esta mañana
he salido del túnel.
'El túnel' es la imagen que desde hace un tiempo vengo relacionándola con mi tormentoso periodo académico. Ha sido el camino por el cual la sociedad, mis padres, profesores -en general, el sistema en el cual vivimos- me ha impuesto desde el principio hasta su (esperado) fin -esta misma mañana, sobre las 10:15-
Durante el transurso de esta agonía, me he planteado infinidad de veces dar marcha atrás, dejar de luchar
contracorriente en un camino del cual nunca me he sentido identificado, y mucho menos interesado. Desgraciadamente, el túnel ha sido siempre para mí
unidireccional; con una única dirección y sentido. Detener la andadura hasta '
la luz' -la salida del túnel; concepto que relaciono con aprobar, y solo aprobar, el bachiller- era siempre absurdo. Después de todo lo mal que lo había pasado para conseguir avanzar a lo largo del túnel, ¿Dar marcha atrás?
De ninguna de las maneras.
Era como estar
entre la espada y la pared. Por un lado, desde que tenía 13 años, tuve claro
qué quería ser de mayor y desde ese momento supe que el problema era llegar hasta esa meta que tenía, y tengo, clara. Por otro lado, no había otra solución u otra alternativa a mi dilema: estaba condenado desde el principio a seguir un
único camino -a adentrarme en un túnel del cual yo no quería ni veía oportuno traspasar-
El túnel fue creado por ese sistema al cual responsabilizo mi longeva coacción. No tenía elección si quería algún día llegar a
estudiar informática. La vida no siempre te ha de sonreir; no siempre has de tener el derecho de hacer lo que quieras y del modo que te apetezca. Yo soy de los que afirman que para alcanzar
algo deseado, previamente has de ofrecer tú algo. -como dice el proberbio chino: «
Si un hombre tiene hambre, no le dés un pez; enséñale a pescar» Todo gozo conlleva un esfuerzo.
«
Todo gozo conlleva un esfuerzo» así es mi cerrada forma de pensar. Pues por esa premisa,
el túnel siempre me ha sido unidireccional: sólo hay un camino si realmente quiero estudiar informática algún día, y ese camino es
la luz. Por mucho que me duela, por mucho que me angustie; por mucho que me distorsione... mi esfuerzo ha de dirigirse en dirección recta hacia
el final del túnel
Seis años han tenido que pasar para llegar al final del túnel. Seis años pensando en que jamás alcanzaría
la luz, en que el camino era
infinitamente infinito,
indeterminado. Pues poco me he equivocado.
Durante todo este tiempo yo he vivido en ese infinito estado de coacción. Sin salida. Me he sentido volver loco en muchas ocasiones en donde un sentimiento, día tras día, se venía haciendo más y más intenso; como si de una reacción en cadena mediante fisión se tratase. Tal sentimiento es
la impotencia, del cual hice honor en mi lista de
peores y destructivos sentimientos relegándolo al primer puesto de la misma. Si... no se lo deseo a nadie; ni a mi más odiado enemigo que haya tenido o pueda tener. Nadie se merece verse impregnado de
impotencia en estado puro: Ver que
no puedes hacer nada, saber que
no puedes hacer nada, obligarte a comprender que
no puedes hacer nada, ... solo acumular ira y rencor e intentar seguir adelante porque:
no hay marcha atrás y no hay
nada que puedas hacer para que todo cambie.
Tal vez parezca que exagero desmesuradamente, que hago una inmensa montaña de un grano de arena, o directamente que necesito ayuda de un psicólogo porque no estoy mentalmente bien -me gustaría ir a uno, pues yo mismo pienso que necesito ayuda. Pero no me fío de que alguien pueda ser capaz de psicoanalizarme; es decir, de analizar mi alma de un modo correcto sin además conocerme de nada previamente ni saber cómo o quén soy...- No sé... puede que tengáis razón y esté exagerando, pue además he sido yo quien siempre lo ha complicado todo en el interior túnel, quien siempre se lo ha puesto el mismo difícil. No sé... lo único que sé es lo que he sufrido yo en todo este tiempo, en lo que he llorado y en todos esos amargos días en los que he tenido ganas de no parar de llorar, de morirme de pena de una vez. Repito: no se lo deseo a nadie.
Y... ¿sobre si ha valido la pena esta tortura una vez la finalizas? de ¿si fuera posible volver seis años atrás, repetir la amarga experiencia? Valer la pena, claro que ha valido la pena. Una vez te dan las últimas notas, que representan la notificación oficial de que ya has llegado realmente al final del túnel y estás delante de las puertas de la luz todo mal recuerdo es convertido en agradble estado. Pero ¿de ahí a repetir la experiencia? Jamás. Ojalá tuviera la oportunidad de volver a tener 14 años para detenerme en mi decisión de entrar en el túnel. Me hubiese gustado emprender otros caminos hacia el objetivo final. Siempre me he arrepentido de tomar esta opción equivocada y, creo, siempre me arrepentiré.
«
Toda prisión tiene su ventana»
-- Gilbert Gratiant.