
Pues sí,
querido diario... hoy tengo más años que ayer, pero (
eso espero) menos que
el día de mañana. Hoy se cumplen 20 años desde mi nacimiento: el
1 de julio de 1982, a las seis de la madrugada.
20 años... joder... quién iba a decirme a mí que iba a vivir tanto.
20 años... ¿Tan relativo es el tiempo qué hasta pasa sin darse uno cuenta? , por más que busco, no encuentro esa cifra que me ha acompañado durante diez años. Ese '1' que, durante diez años, permanecía siempre constante
cumpleaños tras cumpleaños; 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19. Ese '1' a la izquierda representaba mi juventud. Ahora, empieza la
cuenta atrás.
Y no es que me sienta viejo (
que lo soy) sólo que echo en falta ese '1' que me ha permanecido en mi evolución cronología y que
el paso el tiempo me ha arrebatado irrevocablemente. ¿Dónde esta mi
inocente juventud? Legalmente la perdí a los 18 años, pero que va... la justicia se equivoca, es a los 20 cuando uno empieza a ser
mayor de edad. ¡Exacto! [ Mayor de edad ] Uno empieza la cuenta atrás hacia nuestro destino común, del que nadie escapa (
Thanatos, el hoyo para entendernos)
Si fuese posible frenar nuestros procesos
REDOX... si ya no nos oxidásemos más, sin consecuencias. Ser inocentes de un modo permanente. Quizás esté ahí la respuesta al enigma que una vez planteó un tal
José Piquer «
La muerte está tan segura de vencernos que nos da toda una vida de ventaja.» , ser inocentes permanentemente. Sentirse joven; así se gana al
genio de la muerte (Thanatos)
Es cierto que uno empieza a morir desde el día en el que uno acaba de nacer. Pues del mismo modo, uno empieza a perder la
carrera contra reloj desde el primer instante en el que empieza a sentirne viejo, en otras palabras, a sentirse un perdedor (un muerto).
En fin, aquí os dejo
mi regalo de cumpleaños. Es un poema; espero que os guste:
THANATOS
En medio del camino de la Vida...
dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela esta tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
un contrario nepente: ¡ella no olvida!
-- Rubén Darío